Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


160
Legislatura: 1858-1860 (Cortes de 1858 a 1863)
Sesión: 5 de mayo de 1859
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: n.º 110, 3.027
Tema: Obras de la Puerta del Sol

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra en contra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SAGASTA: Llamo la atención de la Mesa sobre el poco tiempo que queda para terminar las horas de Reglamento. Vamos a empezar una cuestión importante en que hay que hacer consideraciones facultativas, y en que hay que presentar sobre todo observaciones respecto de la competencia del Congreso para tratar de estas materias.

El Sr. PRESIDENTE: Es un asunto cuya urgencia conoce V. S. más que nadie; queda todavía bastante tiempo antes de terminar las horas de Reglamento.

El Sr. SAGASTA: No he hecho más que llamar la atención de la Mesa para que resuelva lo más conveniente.

El Sr. PRESIDENTE: Puede V. S. hablar todo el tiempo que resta de sesión, y luego decidirá la Cámara si se prorroga.

El Sr. SAGASTA: No me opondría al proyecto de ley atendido el estado en que se encuentra este asunto; pero llámame muy particularmente la atención que después de los grandes sacrificios que se han impuesto al país, vayamos a hacer una cosa que no había para que hubiese intervenido en ella el Gobierno. La industria particular hubiera hecho sin duda alguna lo que el Gobierno va a hacer ahora con la Puerta del Sol. De la misma manera que la industria ha arreglado uno de los costados de la Puerta del Sol, hubiera arreglado todos los demás. Cuando el Gobierno ponía mano en eso, cuando quería llevar a cabo las obras de la Puerta del Sol, haciendo contribuir a toda la Nación para ese objeto, claro es que debía haber un pensamiento más alto, más grande, pero ese pensamiento no existe.

Examínense los planos que hay respecto de la Puerta del Sol, y verán los Sres. Diputados como, según el dictamen de la Comisión, viene a quedar una calle más ancha que las demás, y para eso no vale la pena esa intervención del Estado en una obra de la Municipalidad, ni el sacrificio que al país se ha impuesto y que se le va a seguir imponiendo, ni el haber perjudicado, como se ha perjudicado, a muchos particulares, industriales y comerciantes. Lo único que podía haber compensado todo esto, exigiendo la atención del Gobierno y el sacrificio del país, era proporcionar a la corte, centro de la Monarquía española, un grande espacio digno de esta capital, y hacerlo con todas las condiciones de ornato publico que son indispensables en las circunstancias en que se encuentra.

¿Pero vamos a conseguir algo de esto? ¿Va a quedar aquel sitio como corresponde? No, señores, ni plaza queda: únicamente habrá una calle un poco más regular, un poco más ancha; es decir, que habrá mucho menos de lo que la industria y el interés particular hubieran hecho antes del tiempo en que se verá concluido por el medio que ahora se adopta.

De seguro los dueños de las casas se hubieran encargado de terminar esta obra sujetando por supuesto las construcciones al plano que debe existir en el Ayuntamiento, como se ha hecho con la fachada que da frente a la calle de la Montera, que sin intervención del Gobierno ha quedado completamente concluida.

Yo, pues, antes de entrar en la discusión que puede tener lugar en los artículos, quisiera saber si la Comisión ha creído que hay algún inconveniente en reformar el plano de las obras de la Puerta del Sol, especialmente la planta, para que se llevasen a efecto las construcciones con todas las condiciones de ornato público que exige la capital de la Monarquía española, y las condiciones de salubridad y de espacio que son necesarias en un sitio que es el centro de esa misma capital. Si hay algún motivo que yo no alcanzo, me alegraré saberle y me daré por satisfecho; Si no le hay, creo que estamos en el caso de que las obras se lleven a cabo y correspondan al objeto que se trata de llenar.



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL